El Camino de Santiago
en Mountain Bike
CONCLUSIÓN:
No podré olvidar jamás este viaje, lo que sufrimos subiendo cuestas, cayendo de la bicicleta, pedaleando 8 horas diarias, pasando sed, etc, pero también las alegrías de conseguir los objetivos, de llegar al final de esas cuestas, de levantarte de esas caídas sin daño, de llegar a los albergues al final de cada etapa, de encontrar fuentes donde llenar el bidón y sobre todo de conocer gente y situaciones sorprendentes, de ver la solidaridad del camino, del buen trato de los hospitaleros, de darte una ducha de agua caliente, de comer un bocata impresionante cada mañana, de tener tertulias con otros peregrinos ¡EN FIN! Que el Camino es el mismo para todos, siempre es el mismo recorrido, para todos son las mismas flechas, y los mojones están siempre en los mismos sitios marcándolo, pero sin embargo todos vivimos un Camino diferente, el de las anécdotas que has tenido, el de la gente que has conocido, el de los sitios en que has parado y cada cual para donde lo frenan sus pies o sus pedales, el de la situaciones por las que has pasado, para nadie son iguales y eso hace que todos conozcamos un Camino diferente, pero a todos nos llena de satisfacción.
Pero yo no olvidaré nunca haberlo hecho con mi amigo Juan, sin él hubiera sido imposible hacerlo en 8 días, su fuerza, su voluntad de marcha, siempre adelante, nos hizo avanzar para conseguir esta meta de la que hoy disfrutamos por igual.
Santiago , 13 de Septiembre de 2004
Fin del Camino