El Camino de Santiago en Mountain Bike


ETAPA 5 (10/09/2004): CALZADILLA DE LA CUEZA – HOSPITAL DE ÓRBIGO (118 Km)

        Nos levantamos y, como siempre, nos vestimos, recogimos todo y después de preparar las bicis, arrancamos a las 8:15, no sin antes hacernos una foto en el albergue de recuerdo. Lo primero fue ir al hostal a desayunar para seguidamente empezar la etapa del día que preveíamos que sería la última con Julio ya que él había quedado en León con su mujer y arrancar de nuevo el domingo. Nosotros, al ritmo que estábamos rodando, el domingo ya estaríamos en tierras gallegas, el destino nos reservaba aún otra sorpresa, una más de las que tuvimos en el Camino.

         Estábamos rodando muy bien y haciendo etapas más largas de lo que yo esperaba, ello permitía que paráramos todos los días entre las 18:00 y las 18:30, buena hora para detenerse sin ser muy tarde, en donde nos pillara esa franja horaria y hubiera un albergue allí nos quedábamos, aunque intentábamos ponernos una meta y cumplirla, la meta para hoy, después de dejar a Julio en León, era llegar a Hospital de Órbigo.

         Le dimos fuerte y en una hora hicimos los 22 Km que nos separaban de Sahagún, y aunque este pueblo ya es de la provincia de León, el Camino seguía siendo muy parecido al que veníamos haciendo desde que entramos en la provincia de Palencia por Itero de la Vega, largas pistas de tierra, casi siempre paralelas a la carretera, que permitían manejar amplios desarrollos y avanzar mucho.

         En Sahagún fuimos a sellar al albergue municipal y a continuación buscamos y localizamos un taller de bicis donde hacer reparaciones, Julio sustituyó la cadena, engrasó la bici y ajustó el cambio, le cobraron 12 €, Juan reparó las dos cubiertas que traía pinchadas y yo repare un piñón que traía suelto, el más pequeño, engrasé y ajusté el cambio, me cobró por lo de Juan y lo mío 5,20 €, el chaval controlaba del tema y nos atendió en poco tiempo, fue una suerte localizar aquel taller. Tomamos un café en la plaza y rápidamente seguimos camino.

         Salimos de Sahagún con las bicis nuevas, Julio ganó mucho en confianza ya que desapareció la preocupación por romper de nuevo la cadena, y le zurramos fuerte de nuevo a las bicis, el terreno también hacía fácil el pedaleo y seguíamos circulando por pistas de tierra largas, rectas, sin demasiados desniveles y siempre paralelas a la carretera.

         A la entrada de Mansilla de las Mulas Juan pinchó por tercera vez en la rueda trasera, creí que zapateaba la bici de lo mal que le sentó, pero finalmente se calmó y reparó el pinchazo, Julio le dio una cámara nueva por si volvía a pinchar, yo le inflé la rueda y después de colocar las mochilas en su sitio entramos en el pueblo.

         Compramos, en una tienda situada en una plaza, y nos hicimos los bocatas allí mismo sentados al solecito en un banco de la plaza, después de un rato al sol nos mudamos a otro banco a la sombra de un árbol, ya que a Juan no le estaba gustando lo de estar sentados al sol, él piensa que aquel día cogió el catarro con el que luego llegó hasta Santiago.

         Tomamos un café y nos pusimos en marcha de nuevo, salimos a toda pastilla y pronto me distancié de Julio y Juan con tan mala suerte de que por ir mirando para atrás a ver si los veía venir me caí y me hice bastante daño en la cadera y en la muñeca derecha, ninguno de estos dos sitios me dejó de doler el resto del Camino hasta Santiago.

         Llegamos a León sin otros contratiempos, cruzamos la ciudad y nos dirigimos al albergue donde coincidimos con unos peregrinos gallegos, eran dos ciclistas de Vigo, tras sellar las cartillas continuamos camino hacia Virgen del Camino, el pueblo donde Julio había quedado con su mujer.

         El trayecto hasta Virgen del Camino era todo por carretera, atravesando polígonos industriales y zonas comerciales de la periferia de León con lo que era poco atractivo pero peligroso por el tráfico. Llegamos a Virgen del Camino y Julio se reunió con su mujer, nos la presentó, y tras decirle entre risas que la entrega “del paquete” se realizó con éxito nos hicimos una foto de recuerdo, pensábamos en que ya no lo veríamos, y nos despedimos, no sin pena por que había sido un buen compañero de marcha las dos últimas jornadas.

         después de dejar a Julio en buenas manos reanudamos la marcha pues a nosotros todavía nos quedaban 30 Km para llegar a Hospital de Órbigo e incluso nos planteábamos la posibilidad de poder llegar a Astorga ese día.

         Salimos de Virgen del Camino por una zona poco atractiva de caminos de tierra por zonas despobladas o en obras y llegamos a Oncina de la Valdoncina donde al inicio de una fuerte pendiente me paré en una fuente a llenar el bidón de agua y cuando reanudé la marcha, entre la parada y lo que me sacó Juan en la subida, Juan me había sacado una ventaja que ya no recuperé en el resto del trayecto.

         Hasta Hospital de Órbigo fue un continuo pedalear a un ritmo bastante fuerte por una  combinación de carretera local y pistas de tierra entre campos de cultivo, sin apenas tráfico, cruzando pequeños núcleos de población y con una distancia de, aproximadamente, 200 metros siempre entre los dos, con lo que este trayecto se puede decir que lo hicimos los dos solos.

         Entramos en Hospital de Órbigo y lo cruzamos por su puente llamado “el paso honroso”, vimos unos tres albergues, el parroquial antes de cruzar el puente, el municipal desde el puente a la derecha junto al río y el último, privado, cuando salíamos del pueblo hacia Astorga a la izquierda, al llegar al final del pueblo nos encontramos con un cartel que nos daba a elegir dos opciones, de frente a Astorga por carretera 12 Km, a la derecha a Astorga por el Camino 14 Km.

        Yo le dije a Juan que era muy tarde para meterse al Camino, según la guía era un tramo exigente y con zonas trialeras, si seguíamos a Astorga tenía que ser por carretera para llegar antes del anochecer y sin percances, Juan dijo que él no iba por la carretera así que decidimos hacer noche allí para continuar al día siguiente por el Camino, así fue como dimos vuelta y nos quedamos en el último albergue que habíamos visto, que se encontraba más cerca de la salida hacía Astorga.

         La entrada en el albergue fue muy acogedora, nos trataron con una amabilidad fuera de serie, sellamos y pagamos 9 € cada uno, con el desayuno del día siguiente incluido, el albergue se llama San Miguel y es completamente nuevo ya que lo inauguraron en el mes de mayo, dejamos las bicis en la entrada atadas a una columna debajo de la escalera de subida al primer piso, y cuando nos descalzamos para poner las chanclas y subir arriba, no se permitía andar con botas por el piso superior, uno de los hospitaleros me recogió las botas y las llevó a un armario junto a la entrada, atención al máximo.

         Las instalaciones eran estupendas y los dormitorios y aseos muy bien acondicionados y todo muy nuevo, tomamos posesión de una litera, Juan arriba y yo abajo, colocamos los sacos y nos duchamos. Después de vestirnos fuimos a dar un paseo por el pueblo, lo primero fue buscar una farmacia para comprar una pomada para mis dolores de muñeca, cadera y rodilla, aunque esta última no me había vuelto a molestar desde Carrión de los Condes pero más vale prevenir, también compré una muñequera y Dormidina para Juan, esta noche pienso tomar una de esas, a ver si por fin duermo.

        El pueblo es precioso y su puente una maravilla, todo en piedra y sujeto por arcos, una autentica joya en el Camino de Santiago, nos tomamos unas cervecitas en un bar y buscamos un sitio para cenar.

        Cenamos en el patio trasero del bar Los Ángeles, que estaba acondicionado como comedor, en este lugar se estaba francamente bien, tenía varias mesas distribuidas por debajo de una cubierta vegetal y el ambiente era acogedor, había alguna que otra mesa ocupada por peregrinos extranjeros alrededor, comimos espaguetis y lomo con patatas, todos los días al acabar la cena tomábamos siempre una menta-poleo, pagamos 10 € cada uno.

        Salimos del bar, después de escribir la crónica del día, hacía el albergue, me unté la pomada en rodilla, cadera y muñeca, finalmente me tomé la Dormidina y con un poco de suerte esta noche espero dormir, la muñeca me duele pero confío en que no impida que pueda manejar los cambios con normalidad.