El Camino de Santiago
en Mountain Bike
ETAPA 2 (07/09/2004): PUENTE DE LA REINA – VENTOSA (101 Km)
Me levante a las 7:00 con unas 5 horas de sueño intermitente, Juan amaneció con la rodilla hinchada a consecuencia de la caída del día anterior, camino de Pamplona, espero que no suponga un problema grave para pedalear. El día ha amanecido muy lluvioso aunque lo verdaderamente impresionante ha sido la gran cantidad de agua que ha caído toda la noche.
Salimos de Puente de la Reina a las 9:00, el día esta muy malo, llueve bastante y nadie se mete hacía el camino ya que no hace falta ser muy listo para imaginarse como debe de estar después de esa noche de agua, tomamos la carretera camino de Logroño y se hace muy duro pedalear en medio de aquella lluvia y con el trafico de coches y camiones pasando constantemente a tu lado, avanzamos a buen ritmo aunque se hace incomodo el chubasquero y el agua de cara.
Pedaleamos por la carretera, sin parar durante unos 65 Km, Juan tuvo una caída tonta al parar a mirar si yo iba detrás y patinarle lateralmente las dos ruedas de la bici en el barro de la cuneta, pasamos por sitios en los que hubiera sido bonito detenerse pero el día no acompañaba y había que avanzar, Estella, el monasterio de Irache, etc, y finalmente cuando vimos que empezaba a ceder la lluvia, por miedo a perdernos en Logroño como nos pasó en Pamplona, decidimos coger el Camino en Viana para ello dejamos la carretera y pedaleamos durante 5 Km por un desvío hasta llegar a esta población.
Paramos en un super a comprar, se ven pasar muchos peregrinos embarrados y con los impermeables puestos por encima, ha debido ser duro caminar por los senderos en aquellas condiciones de lluvia y barro. A la salida de Viana, ya por el Camino original, paramos a comer en un merendero.
Aprovechamos la parada para estudiar hasta donde vamos a seguir y decidimos intentar llegar hasta Ventosa, un pueblo que se encuentra ya pasado Logroño y que pone la guía que tiene sitio para bicicletas, son las 14.30 y decidimos llamar para asegurarnos de que puede haber sitio, hablamos con el hospitalero y nos dice que lleguemos hasta allí, que malo será que ese día se llene.
Cruzando Logroño encontramos un italiano, se unió a nosotros por que se estaba liando y quería encontrar la salida de la ciudad, fue charlando con nosotros y salimos de Logroño junto con otro grupo de ciclistas a los que dejamos atrás antes de llegar al alto de la Grajera, cruzamos el parque de La Grajera y cuando nos dimos cuenta estábamos subiendo el alto por un camino de tierra que no gustaba nada a nuestro compañero italiano, le comente a Juan que había que ayudarle a encontrar la carretera ya que su bici no era de montaña y tenia cubiertas lisas con lo cual lo iba a pasar fatal si seguía con nosotros por el camino.
Terminamos de subir La Grajera y en el descenso llegamos junto a la autovía de Burgos, el italiano se quería ir para la autovía pero le explicamos que no podía ser, por fin el Camino cruzó una carretera que iba en dirección a Santo Domingo de la Calzada y allí nos despedimos, la despedida fue un grito de ¡forza Italia! correspondido con otro de ¡forza España!, simpático el italiano que aún nos había de deparar otra sorpresa inesperada, esta fue la segunda vez que lo vi y no hay dos sin tres.
Pasamos junto al antiguo hospital de peregrinos de San Juan de Acre, en ruinas, y continuamos camino de Navarrete. En esta localidad pasamos por delante del albergue y aprovecho para sellar la cartilla, los hospitaleros son franceses, es curioso la cantidad de extranjeros que cuidan de nuestros albergues por la devoción al Camino.
He decidido sellar en los albergues ya que si sigo sellando en los bares no nos van a dar la Compostela, por borrachos, ya que ha de parecer que estuvimos de parranda en vez de haciendo el Camino. La lluvia parece que ya nos ha dejado, ya que desde Viana no ha vuelto a llover, ha sido genial lo de traer los escarpines de neopreno ya que llevo los pies completamente secos a pesar del día de agua que hemos tenido.
Después de Navarrete cruzamos por campos de viñedos y pistas de tierra arcillosa, completamente embarradas, donde nos pusimos perdidos y las bicis quedaron para cogerlas con pinzas, entramos por fin en Ventosa a las 18:15, la tarde se ha despejado y luce el sol, encontramos el albergue y nos topamos con un hospitalero simpático llamado Ángel que nos sella las cartillas y nos firma en japonés, ya que le enseñó una peregrina japonesa que pasó por allí, nos cobra 9 € a cada uno, con el desayuno al día siguiente incluido.
Después de sacar las mochilas y guardar las bicis, en un pajar cercano al albergue, limpiamos las botas de barro y tomamos posesión de unas camas en una habitación del segundo piso donde había 5 literas, ya estaba casi todo ocupado de por si esa noche solo quedó una plaza libre en el albergue, ¡por los pelos no tuvimos que ir al pajar! por la norma de que los ciclistas son los últimos en los albergues.
Nos duchamos, los aseos estaban estupendos, y nos fuimos a dar un paseo por el pueblo. El pueblo eran unas pocas casas y se recorría todo en 15 minutos, finalmente fuimos al bar de Olga a tomar unas cervecitas, una señora muy simpática con la que pronto entablamos conversación y como no había otro sitio en el pueblo para cenar quedamos de volver a las 21:00 para hacerlo. Fuimos a la hora acordada y ya había varias mesas ocupadas por los peregrinos del albergue cenando, nos atendieron enseguida y nos comentaron que allí solo tenían cosa sencilla y todo de casa, por lo que elegimos huevos fritos con patatas y chorizo frito, acompañado de una ensalada variada y una tabla de embutido casero.
Retornamos al albergue y después de una pequeña tertulia durante la cual escribí la crónica del día, firmamos el libro de visitas del albergue y conocimos un poco de la vida de Ángel, un andaluz que había dejado todo hacía ya unos años para dedicar su vida al Camino de Santiago, finalmente nos fuimos a la cama.
Habíamos recorrido 101 Km, estaba cansado y esperaba dormir, pero el destino me tenía reservada alguna sorpresa para esa noche.